Cada día es más frecuente la presencia de mascotas en nuestros hogares, y cada día es más necesario inculcar en los niños el respeto y el amor por los animales.
Los niños deben saber desde edad temprana, que un animal no es un juguete; es un ser vivo que necesita muchos cuidados, parte de los cuales deben compartir con sus padres, por ejemplo: los paseos diarios, el cepillado, etc… Si se trata de niños pequeño es imprescindible enseñarles a manejarlos de forma cuidadosa, especialmente si se trata de cachorros o mascotas delicadas (pájaros, hamsters, etc…), ya que existe el peligro de lesionarlos inconscientemente.
Respecto a los padres, si están pensando en adquirir una mascota, medítenlo cuidadosamente, no se dejen llevar únicamente por la fascinación natural que provoca un cachorro en un escaparate. Llevar un animal a casa supone una gran responsabilidad, que en caso de tratarse de un perro o un gato, les afectará durante muchos años. Responsabilidad que implica atenderles adecuadamente: cuando están sanos y cuando están enfermos, cuando son cachorros atractivos y cuando son viejos con sus problemas no tan atractivos, cuando estamos trabajando y cuando nos vamos de vacaciones.
Es muy importante elegir la mascota adecuada para cada situación en particular. Para ello deben pensar en el espacio y tiempo que les podrán dedicar. Si se deciden por un perro busquen asesoramiento profesional sobre la raza más adecuada (tamaño, carácter, cualidades especiales).
Con frecuencia acuden a nuestra clínica dueños con múltiples problemas debido a una mala elección: perros con el pelaje mal cuidado debido a la falta de tiempo para cepillarlos, destrozos en la casa debido a que el perro pasa todo el día solo, problemas de espacio cuando el “cachorrito” alcanza los 40 kg de peso, etc…
Si después de estudiar todos los factores se deciden a aumentar la familia, enhorabuena, porque los animales son una fuente inagotable de satisfacción.
No olvidemos que existen centros de protección de animales donde podemos adquirir un perro o un gato que, aun careciendo de raza definida o pedigree, nos ofrecerán todo su cariño, con el valor añadido de colaborar en una buena obra con los animales menos favorecidos.
Por último, me gustaría resaltar algo fundamental; el respeto de los niños hacia los animales no debe limitarse a sus propias mascotas. Es desolador presenciar el maltrato que algunos niños infligen a los animales callejeros (gatos, pájaros).
Desde pequeños deben aprender a respetar la vida de los más débiles. Si conseguimos este objetivo, la compasión y la ternura formarán parte de su carácter, crecerán con ellos y contribuirán a hacer de este mundo un lugar más habitable.
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